La tromboembolia pulmonar es una enfermedad en la cual la sangre se coagula dentro de las venas de forma anormal, debido a diferentes factores de riesgo. Este coágulo emigra a través del sistema venoso, hasta llegar al pulmón. En su viaje hacia él puede causar diferentes alteraciones, desde una obstrucción del flujo arterial pulmonar, hasta la sobrecarga del corazón. Por lo general, estos coágulos anormales se forman en las venas de los miembros inferiores, raramente ocurre en los superiores.
¿Cuáles son las causas de la Tromboembolia Pulmonar?
Hay tres principales causas de la enfermedad y factores de riesgo. En primer lugar, la éxtasis sanguínea. Los pacientes que están en reposo, operados, o viajan en avión por muchas horas y no pueden movilizarse, poseen la sangre en estado de estancamiento, por lo que tiende a coagularse. En segundo lugar, un trauma en las venas de miembros inferiores, esto ocurre principalmente durante cirugías ortopédicas. La tercera causa, es la presencia de alteraciones en la coagulación de la sangre de forma patológica.
Los pacientes con mayor riesgo a padecer la tromboembolia pulmonar son:
Mujeres
Pacientes obesos
Personas que consumen estrógenos
Pacientes con presencia de cáncer
Pacientes que están en cama por tiempos muy prolongados (como situaciones de enfermedad o postoperatorio)
Pacientes con lesiones lumbares
Pacientes traumatizados
Estos factores favorecen la formación de coágulos en los miembros inferiores: el coágulo se va desprendiendo y va embolizando la sangre hacia los pulmones. De forma progresiva, estos coágulos obstruyen la circulación pulmonar, causando una sobrecarga importante de la circulación que bombea sangre a los pulmones.
¿Cómo se diagnostica y trata la Tromboembolia Pulmonar?
Para diagnosticar la tromboembolia pulmonar se realiza una gammagrafía pulmonar por perfusión la cual consiste en la inyección de albumina radioactiva por vía intravenosa para poder rastrear el recorrido que realiza esta sustancia dentro de la sangre en los pulmones y poder identificar así la presencia de coágulos.
El tratamiento a esta enfermedad, principalmente es con el uso de anticoagulantes. Hay algunos para tomar, otros intravenosos y otros para inyectarse de forma subcutánea. Este tratamiento es altamente efectivo: evita la propagación de coágulos y hace que el sistema intrínseco de la sangre disuelva los coágulos ya formados. Por eso, es muy importante que en el momento del diagnóstico se inicie con los anticoagulantes inmediatamente. En caso de coágulos muy grandes y que obstruyan en forma masiva la circulación, hay medicamentos intravenosos que funcionan muy bien, pero el riesgo aumenta significativamente.
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