Para hablar de Medicina nuclear primero tenemos que hablar de la radioactividad. El descubrimiento de esta última, que se oficializó a finales del siglo XIX, tuvo una amplia sucesión de descubrimientos que la posibilitó.
El descubrimiento de la radioactividad
El 20 de enero de 1896, el matemático Henri Poincaré, después de ver una conferencia sobre rayos X en la Academia de Ciencias de Francia, le pidió a Becquerel que investigara si había una conexión entre la fluorescencia que acompaña a la emisión de rayos X y los propios rayos X. La fluorescencia es la emisión de luz que se produce cuando un objeto es previamente iluminado.
Tras algunos intentos fallidos con diferentes materiales, Becquerel utiliza cristales de sales de uranio, los cuales expone al sol sobre una placa fotográfica envuelta en cartón negro para protegerla de la luz. La placa queda impresa a través del cartón por lo que se deduce que la sal emite rayos x después de ser excitada por la luz. Pero su descubrimiento más importante no llegaría hasta unos días después, fruto del Azar.
Becquerel quiere repetir lo acontecido y prepara su material, pero ese día el sol en París era intermitente lo que hace que deba postergar su experiencia y decide guardar las placas fotográficas y las sales de uranio en un cajón. El 1 de marzo decide revelar las placas que habían quedado en la oscuridad del cajón, y es ahí donde se asombra al descubrir que estas fueron impresas fuertemente en la oscuridad, lo que quiere decir que esa impresión es independiente de la fluorescencia del uranio. La sal del uranio emite espontáneamente rayos penetrantes haya sido o no expuesta a la luz del sol. Se acaba de descubrir la radioactividad.
La energía Nuclear
A partir de 1898, Pierre y Marie Curie se interesan por este fenómeno y descubrieron el polonio y el radio. El 26 de Marzo de 1900, Becquerel identifica la radiación Beta del radio como una emisión de electrones y realiza la primera detección de una partícula elemental. Más tarde, Pierre y Curie constatan que el radio desprende energía considerable un millón de veces superior a todo en el guía de combustión ya conocido. Es el primer reconocimiento de la energía nuclear.
El peligro de la radioactividad para la salud no se identifica inmediatamente, al contrario, se atribuye muchas propiedades terapéuticas al radio, tanto así que se convierte en un elemento muy popular como tonificante y se prescribe bajo forma de polvos, crema, bebida, compresas, dentífrico y hasta talco para bebés.
Becquerel observó por casualidad los efectos biológicos de la energía emitida por la radiactividad. Como lleva en su bolsillo una bombilla de radio, constata después de algunas horas que su piel está enrojecida y que tiene una quemadura. Pierre y Marie Curie confirman esta observación haciendo sobre ellos mismos dicha experiencia. Esto marca el nacimiento de lo que será más tarde la radioterapia. Becquerel, Pierre y Marie Curie reciben el premio Nobel de física en 1903 por el descubrimiento de la radioactividad.
El descubrimiento de los Isótopos
En 1913, luego de varios años de estudios con respecto a la radioactividad, Frederick Soddy descubrió la ley del desplazamiento radiactivo. En esta ley se explica que cuando un átomo radiactivo emite espontáneamente una partícula alfa, retrocede dos casillas en la tabla periódica, pasando así a un estado “estable”. Pero cuando un átomo radiactivo emite una partícula beta, este avanza una casilla en la tabla periódica. Ese mismo año, Frederick llegó a la conclusión de que varias sustancias con diferentes propiedades radiactivas y diferentes pesos atómicos eran químicamente el mismo elemento. Los nombró isótopos, que en esencia son distintas versiones de un mismo elemento. Este hallazgo resulta fundamental pues años después, estos isótopos radioactivos serán empleados como trazadores para poder estudiar el cuerpo vivo y diversas enfermedades a fondo.
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